Te quiero. Te sigo queriendo con la misma intensidad, con el mismo orgullo, con el mismo deseo de que seas feliz. Esta vez, a pesar de pedirte lo contrario, mi contexto hace que decidas irte, ahora sí en serio. Pensamos diferente, lo sé, pero te quiero como eres y acepto tu forma de querer.
No te quiero menos por quererte como lo hago. Tampoco te quiero mejor o peor que otras formas. Te vas porque quieres que te quiera diferente, pero yo sólo sé quererte de la forma en que se querer: libre, intensa, tranquila.
Una forma en la cual lo que basta es querer.
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