...Por: David Andrés Casilimas Díaz...

viernes, 21 de noviembre de 2014

El Papel de la Verdad en la Resolución de Problemas

Hace algún tiempo escribí una entrada Sobre La Verdad Absoluta, en la cual resaltaba la importancia de tener dicha noción y así evitar darle cabida a cuanta payasada se les ocurra intentarnos vender a los estafadores cuánticos, ayurvedas, religiosos o pseudocientíficos en general. Sin embargo, usando palabras de Bunge, “existen un tipo de oscurantistas camuflados entre los ilustrados”. Estos nacieron de la corriente posmoderna, comparten muchas de sus tesis y se hacen llamar Pragmatistas aludiendo a su visión funcionalista del conocimiento.

Para esta corriente, sólo es verdadero aquello que funciona y aseguran que así se enfocan, según ellos, en el mundo real objetivo. Tenemos que tener en cuenta aquí dos aspectos de relevancia: 1) los posmodernos no aceptan la existencia de la verdad, pues todo son construcciones sociales o meros juegos lingüísticos (según Rorty); 2) La funcionalidad de la cual nos hablan los pragmatistas, generalmente es referida a una comunidad específica, a ellos les gusta dividir los grupos humanos en comunidades lingüísticas, de modo que un concepto puede ser funcional en una comunidad y no serlo en otra sin que eso genere mayor conflicto con la veracidad del mismo. De este modo es evidente la relativización de lo verdadero (funcional). Sin embargo, analizando la premisa inicial, la verdad sería subjetiva al igual que la funcionalidad, lo que está completamente opuesto a su conclusión “enfocarse en el mundo real objetivo”.

Ya en la entrada anterior descubrimos que la existencia es independiente del sujeto cognoscente, de hecho este principio es casi axiomático para la ciencia. Hemos de partir de la existencia de un mundo externo, “la realidad es ontológicamente independiente de cualquier sujeto cognoscente”.

Así pues, resulta absurdo afirmar que la veracidad de un postulado depende exclusivamente de la utilidad de asumirlo. La búsqueda de la funcionalidad es en últimas la búsqueda de la verdad, pues es a través del acercamiento a lo real que es posible resolver problemas de manera más efectiva.

Consideremos un problema hipotético: se diseña un laberinto, cuyas paredes están conformadas por dos tipos de árboles tupidos: uno espinoso y otro con un bajo contenido de una toxina X en sus hojas pero sin espinas. Este laberinto separa a una comunidad de su fuente de alimento (el cual desprende un olor muy característico y distinguible a gran distancia, por cierto). Dicho laberinto hace parte de lo real, pues su constitución es independiente de qué o quienes se pongan en él. Para nombrar algunas de las propiedades que componen el escenario en términos de lo real diremos que:

- Existe un único camino despejado que permite el paso
- La comunidad está asediada por la malaria (parásito transmitido por un díptero).
- La gravedad del lugar genera una aceleración de los objetos a 10m/s2
- El contenido de la toxina en las hojas del árbol sin espinas es muy hidrofílico, se evapora por encima de los 70°C.
- La toxina X puede ser utilizada como repelente de insectos.
- Las ramas de los árboles son elásticas y pueden ser apartadas con un nivel de fuerza moderado para permitir el paso.
- La elasticidad de las ramas depende directamente de la temperatura a la que se encuentren, ganando rigidez absoluta bajo los 10°C.
- La temperatura durante el día es en promedio 25°C y en la noche 4°C.
- El camino despejado que conduce por la vía más rápida a la comida se ha enriquecido con bacterias con bioluminiscencia infrarroja.
- Los caminos adyacentes contienen sustancias que inhiben el crecimiento de las bacterias bioluminiscentes.
-  Las hojas de los árboles sin espinas contienen todos los nutrientes necesarios para la alimentación de los individuos de la comunidad vecina.
-  Los árboles tienen, todos, una altura mínima de 20m.
-  Se realizó, a la entrada del laberinto, un cultivo de bacterias con bioluminiscencia (en el espectro visible de la luz) que demarca el mapa del mismo, la luz de dichas bacterias es tan tenue que sólo se puede apreciar de noche.

Ahora evaluemos el desempeño de algunos individuos con diferentes niveles de percepción del contexto que los rodea: un ciego, un anósmico (no percibe olores), un individuo con insensibilidad al dolor, y dos sin mayores deficiencias sensoriales. El objetivo de este estudio es determinar cuál de los individuos obtiene el mayor beneficio del ambiente que lo rodea.
Evidentemente es posible que todos lleguen a poder alimentarse y sobrevivir cada uno con una técnica diferente. El ciego podría no llegar a saber nunca que debe atravesar un laberinto y así, movido por el olor de la comida, pasar de vez en cuando entre los arbustos sufriendo heridas y dolor en sus búsquedas iniciales. Es probable que con el tiempo logre evitar los arbustos espinosos pero esto le costará tiempo y bienestar (a causa de las heridas iniciales).
Ahora bien, un anósmico no sabrá que al otro lado del laberinto hay comida. En su necesidad de alimentarse puede intentar comer las hojas de los arbustos del laberinto, las cuales, a pesar de proporcionarle algunos nutrientes, también van acumulando restos de la toxina en su organismo lo cual acabará por causarle la muerte.

Un insensible al dolor podría pensar que corta camino pasando entre los árboles pero no se da cuenta de muchas de las heridas que se ha causado con las espinas, lo cual deteriorará su calidad de vida y lo someterá a correr un mayor riesgo de infecciones.

Un sujeto sin mayores deficiencias podría intentar hallar el camino notando la presencia de las espinas, guiado parcialmente por su olfato y notando si se ha causado daño de forma imprevista. El segundo sujeto sin deficiencias sensoriales tiene las mismas ventajas del anterior, sin embargo éste último decide hacer una pequeña entrada en el laberinto en dos momentos del día diferentes, el hecho de recoger datos no solo en un lapso temporal (día) sino en varios (también en la noche) le permitirá notar que a la entrada se encuentra un diagrama del laberinto que podrá copiar y resolver desde afuera, haciendo mucho más fácil la tarea de encontrar el alimento.

¿Qué ha marcado la diferencia en el éxito de nuestros participantes?

Evidentemente la cantidad de información a la cual tenían acceso. Quienes sólo percibían algunos aspectos de lo real tenían más problemas para encontrar soluciones adecuadas.  Si hubiera algún individuo que por ejemplo descubriera la radiación electromagnética y diseñara un instrumento que consiguiera captarla, habría podido ver que el camino a la comida estaba iluminado por radiación infrarroja. O si por ejemplo alguien hubiera decidido secar al sol las hojas de los árboles, habría eliminado la toxina y así alimentarse de éstas sin tener que ir más lejos. Aún más, el conocimiento a nivel molecular y de las interacciones entre compuestos habría permitido extraer la toxina para protegerse de posibles parásitos y así mejorar enormemente la calidad de vida.

Investigar en pro de la función es muy loable, sin embargo, el éxito de las metodologías o las teorías, si bien está relacionada con el funcionamiento de las mismas en la sociedad, se debe a qué tan cercanas se encuentran éstas de lo real. Aunque los pobladores de la aldea hipotética quemaran las hojas del árbol tóxico pensando que del humo de las mismas los espíritus de sus antepasados ahuyentaban la enfermedad, el beneficio podría ser aún mayor si se conocieran las causas reales por las cuales este fenómeno ocurría, minimizando a su vez los daños causados por la inhalación del humo.

Tal vez el mayor problema de los pragmatistas se encuentra en que hacen un enorme hombre de paja y pelean contra un concepto de verdad idealista e inmutable. Pero si algo es claro es que lo real, el mundo que está allá afuera independiente de los sistemas sensoriales, es mutable. Así, la verdad al ser una representación de lo real (de la cosa en sí) es también mutable, lo cual la hace provisional pero de ningún modo la hace subjetiva. Además hay que tener en cuenta que aunque lo real es cambiante, no todos los elementos que componen este conjunto mudan de la misma forma ni a la misma velocidad. Así habrá descripciones o representaciones de lo real que, por representar un ente real de baja mutabilidad, pueden mantenerse validos por mucho tiempo. Es este el caso de las leyes de la física, de las cuales tenemos un gran nivel de certeza y que si bien en muchos casos no estén completas, o no lleguen nunca a representar lo real al 100%, si es posible decir que han ganado representatividad conforme más elementos de lo real son tenidos en cuenta, además de la consideración del principio de causalidad, para su formulación.

Quisiera terminar citando un fragmento de Mario Bunge acerca del relativismo desencadenado por las corrientes aquí discutidas:

“El rechazo del relativismo no debería llevar al absolutismo, o sea, la tesis arrogante de que hay cuerpos del saber perfectos y por lo tanto intocables. El investigador sabe que no lo sabemos todo, y por esto investiga. Sabe también que mucho de lo que sabemos es sólo aproximadamente verdadero, y por esto sigue investigando. Es decir, el investigador es falibilista y al mismo tiempo meliorista. Pero su falibilismo no llega al punto de negar la diferencia entre el saber, por provisorio que sea, y la ignorancia.
En resumen, el relativismo es suicida e inhibe la búsqueda de verdades cada vez más ajustadas a la realidad. Es tan mal negocio como el absolutismo. La única vacuna eficaz contra ambas enfermedades es la investigación, ya que quien busque encontrará algo. Aunque no todo”.

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